“Ser Entrenador es fascinante.
Por eso a la gente le cuesta tanto dejarlo.
Es goloso, una sensación de excitación continua;
la cabeza va a cien constantemente”.
Pep Guardiola, 2008.
Fascinante y complejo, le agregaría:
¿Dónde radica esa complejidad? ¿La complejidad es una dificultad o una fuente de inspiración?
Desde mi punto de vista, uno de los mayores desafíos que afronta todo Entrenador, y fundamentalmente en los deportes de equipo, es coordinar, compatibilizar las distintas personalidades o formas de estar siendo de los jugadores.
En los deportes de equipo, como todo trabajo en equipo, es fundamental la diversidad y la diferencia en la técnica y la táctica. Las capacidades individuales.
Es necesario contar con jugadores que respondan física y técnicamente a las necesidades del puesto a cubrir.
Pero adicionalmente, el Entrenador deberá trabajar y coordinar, personalidades distintas. Y éste es el mayor desafío, para mí, con la que se enfrentará.
¿Estás tú, como Entrenador, formado, capacitado en comprender y gestionar la complejidad del comportamiento humano? ¿La complejidad que cada jugador es, la tuya y la de tu cuerpo técnico?
Es decir, tomar dimensión de la importancia que tiene aceptar y relacionarse con cada jugador como un ser humano único e irrepetible. Y tú eres también un ser único e irrepetible. Ambos, únicos en su forma de actuar, de pensar, sus creencias, valores, interpretaciones del juego, con sus propios modelos mentales.
Y aquí subyace la complejidad del trabajo en equipos deportivos, y uno de los principales trabajos de todo entrenador. Encontrar la forma de impactar positivamente en cada jugador. Y para eso necesitas entrar a ese mundo tan personal, y para entrar en cada mundo, necesitarás una llave particular.
Si tomamos el fútbol como ejemplo, necesitas 11 jugadores (al menos) enrolados en tu visión de juego, involucrados y comprometidos con el mismo objetivo, y para eso no alcanza con la táctica y la técnica, necesitas comprometerte con el jugador desde el aspecto humano, manejar recursos de relaciones humanas, de comportamiento humano. Para empatizar y comprender a cada ser humano de manera particular.
Y compatibilizar con el ser particular que eres tú.
En ti, eso puede ser un valor muy importante, pero también un limitante.
Tu particular forma de ser, puede limitarte a distinguir nuevas o distintas posibilidades de hacer las cosas y de relacionarte con los otros, con las circunstancias y con vos mismo. Y aquí hay un potencial de crecimiento para ti, un potencial de mejora.
Si quiero ser un entrenador que inspira a los jugadores, que ellos atiendan y entiendan mis propuestas, que estén motivados y entusiasmados, necesito aceptar y trabajar con la complejidad que cada jugador representa. Y con tu propia complejidad.
Que cada puesto del equipo esté cubierto por un jugador preparado física, técnica y tácticamente, puede no ser suficiente para lograr los resultados deseados.
Necesitarás, también, gestionar las diferentes personalidades.
Si tu quieres que el jugador muestre su mejor versión, necesitas relacionarte con él, llegar a él con su particular manera de ser. Necesitas entender, acercarte y entrar en su mundo, que es distinto al resto de sus compañeros.
Y esto es un gran desafío para todos los Entrenadores.