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La autoconfianza del Entrenador

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Cuando hablamos de “confianza” o “autoconfianza”, nos referirnos a la confianza que un Entrenador (o deportista) tiene en sus propios recursos para lograr un objetivo, la confianza que el Entrenador tiene para actuar de forma exitosa, para alcanzar un resultado determinado.

Se trata, por tanto, de un estado interno, basado en el conocimiento y la interpretación que hacemos de los recursos de los que disponemos, las dificultades a superar y de las estrategias más útiles a la hora de ejecutar una acción o alcanzar un objetivo.

La emoción contraria a la confianza es el miedo. Lo que habitualmente llamamos desconfianza. Y el miedo como emoción, lo podemos ver como un desbalanceo entre lo que el Entrenador juzga como amenaza y los recursos que posee para hacer frente a la misma.

En esta interpretación, entra en juego la percepción por parte del Entrenador (o deportista), que evalúa y valora sus recursos, posibilidades, limitaciones y las posibilidades que tiene de superar la situación a enfrentar, para alcanzar el éxito.

Así podemos encontrar Entrenadores muy capacitados técnicamente, pero con una percepción negativa de sí mismo. “No soy buen líder…”, “No sé como llegar al jugador..”, “No sé comunicarme…” y así muchos otros aspectos personales, o las llamadas habilidades blandas.

Y por otro lado, Entrenadores con un exceso de autoconfianza, que se creen que se las saben todas y pecan de soberbios, llegando a menospreciar a sus colaboradores y a los jugadores. Y también que consideren que ya no tienen nada para aprender.

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