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La Frustración en el deporte

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¿Qué es la frustración?

La frustración es una emoción que tiene su origen en la forma en que interpretamos (lo que nos decimos) cuando no conseguimos un resultado esperado, cuando no se cumple lo que deseamos, cuando aparecen obstáculos para los cuales creemos no tener o no tenemos los recursos suficientes para superarlos, cuando alguien nos impide lograr lo que deseamos, entre otros motivos.

En el deporte, por lo general está asociado al no logro de un resultado. Este puede ser ganar, salir campeones, mejorar una marca, no jugar, una lesión que me deja fuera de competencia mucho tiempo, ser expulsado en un partido, no ser tenido en cuenta por el Entrenador, haber quedado libre o tener que dejar el club en el que juego, no hacer goles, que te hagan muchos goles. Es decir muchas situaciones o eventos pueden generar frustración. Cada persona puede reaccionar de manera diferente frente a un mismo hecho. Algunos pueden frustrarse, otros no. Eso depende de la interpretación que cada uno haga de ese suceso.

Pero quizá lo mas importante son las emociones que pueden sobrevenir, después de sentirme frustrado. Expresiones del tipo “No es esto lo que me esperaba”, “Esto no debería estar sucediendo”, me pueden llevar a la ira, enojo, angustia, ansiedad, tristeza, desánimo, victimizarme. Y estas emociones pueden dejarme anclado, paralizado, llevarme a desistir del objetivo deseado, soltar mi sueño. Por eso necesito salir de la frustración y de las emociones “colaterales” lo antes posible.

¿Se puede evitar la frustración? Excepto que viva sin expectativas, sin deseos de nada, en mi opinión, no. Como toda emoción, es inherente a la condición humana. Si bien su origen es psicológico, en algún momento de nuestra vida deportiva, al igual que en la vida, se “dispara”, sentimos esa emoción.

Dado que uno de los factores que intervienen en el origen de la frustración son nuestras propias expectativas, y en nuestra vida no todas nuestras expectativas se cumplen, sentir esta emoción es casi inevitable. En el deporte, es fundamental ajustar las expectativas del equipo y de los deportistas a la realidad, y en este aspecto el rol del entrenador resulta fundamental.

¿Y entonces qué hacer cuando me frustro? Como toda emoción, que no me es funcional para el logro de mi objetivo, necesito gestionarla. En primer lugar, ser honesto con uno mismo es fundamental para la gestión de la frustración.

De todos modos, los pasos para la gestión de esta emoción, para mí son:

1- Aceptarla, aceptar lo que me pasa, lo que siento. Si me aparece enojo, descargar la energía que este genera gritando o golpeando una bolsa de boxeo, lo que sea que me permita descargar. Si me aparece la tristeza, permitirme llorar, descargar la emoción llorando. Aceptación no es resignación, cuidado con esto. La aceptación me lleva a sentir paz, tranquilidad frente a lo sucedido. La resignación me puede llevar al desgano, desistir de mi objetivo.

2- Preguntarme, ¿qué me está diciendo esta emoción? mas allá de no haber logrado lo que me propuse, identificar que aprendí en el proceso (campeonato, partido, entrenamientos), que cosas buenas hubo. Identificar que pudo haberme faltado o sobrado para alcanzar mi meta. Identificar errores. Si necesito pedir ayuda para seguir mejorando. Resignificar mi interpretación de lo sucedido, es decir buscar una mirada que me permita ver el lado positivo de lo que pasó o está pasando.

3- Una vez analizados los aprendizajes, errores, espacios de mejora de la experiencia vivida, reconectarme con mi objetivo, mi sueño, para recuperar la motivación, las ganas de lograrlo. Esto me trae a la mente un dicho Anónimo que dice: “Si el plan no funciona, cambia el plan, no cambies la meta”.

4- Al reconectarme con mi objetivo, reconocer que emociones necesito sentir para ir por ese objetivo (puede ser entusiasmo, alegría, pasión) y accionar en consecuencia.

Todo lo dicho es válido para un equipo deportivo o un deportista individual. Y, fundamentalmente, para los Entrenadores.
Como conclusión, la frustración no es buena ni mala. Lo que haga con esa emoción es el problema.

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