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Pienso luego siento

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Escuché hace unos días en una charla de Estanislao Bachrach, un neurobiólogo argentino, decir “Cómo pienso lo que me pasa en la vida, hará mis emociones.” Y luego agregó: “Si no cambio mi forma de pensar, no cambia mi forma de sentir”.

¿Sabías que lo que pienses sobre vos, el otro, o las circunstancias, te genera una determinada emoción? Es decir tu forma de pensar dispara en ti distintas emociones y estados de ánimo. ¿Sos de los que miran el vaso medio lleno o medio vacío? Los pensamientos pueden convertirse en hábitos, es decir, habitualmente pienso de una determinada manera. Habitualmente “veo” el lado positivo o negativo de las cosas o de las personas. De eso va a depender en gran medida mi forma de sentir.

Si cambio mis pensamientos cambian mis emociones.

¿Y por qué cambiar emociones es importante? Las emociones son las que me llevan al movimiento, hacemos lo que hacemos impulsados por una determinada emoción. Entonces si cambio mis emociones habituales, cambio mis acciones. Tus acciones como Entrenador, siempre están guiadas, movidas, por una determinada emoción. Muchas veces estas, generadas por tu forma de pensar. Qué y cómo pienses de cada jugador, puede generar en ti la emoción con la que te relaciones con él. ¿Hay algún jugador que te “saca”, te enoja? Pues revisa que piensas de él.

Si quiero cambiar cómo me relaciono con ese jugador, puedo intervenir cambiando mis pensamientos o puedo trabajar en la gestión de mis emociones, o lo que también se llama, inteligencia emocional.

¿Qué emociones te llevan a los resultados, a los objetivos deseados, a tu visión? ¿Esas son tus emociones habituales?  Distinguí, sé consciente de tus pensamientos y tus emociones.

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